Seguridad funcional, ¿qué es y cuál es su relevancia en las empresas?

Es evidente que la aparición de nuevas tecnologías para la automatización de procesos en el ámbito industrial ha supuesto que las operaciones sean más seguras. Sin embargo, cuando hablamos de entornos en los que cualquier esfuerzo se queda corto en este sentido, ya que reviste peligros considerables, la seguridad funcional se convierte en algo imprescindible.

De hecho, a día de hoy es imposible entender el sector industrial sin la aplicación de sistemas de seguridad funcional. Y cuando hablamos de este ámbito, nos referimos a todos y cada uno de los segmentos que lo componen. Sin embargo, la aplicación de este tipo de prácticas puede variar notablemente según el contexto y las circunstancias.

¿De qué trata la seguridad funcional?

Y es que, si algo caracteriza a la seguridad funcional es su capacidad de adaptación al escenario en el que se pretende operar. Nos referimos al sistema dedicado a garantizar la integridad de procesos de elevado riesgo, basándose en el perfecto funcionamiento de los sistemas eléctricos, electrónicos y electrónicos programables diseñados a estos efectos.

En este sentido, esta rama de la seguridad pone el foco en la hipotética aparición de problemas procedentes de fallos de hardware o software, errores humanos o incluso cambios en el entorno. Por otro lado, a la hora de llevar a cabo la aplicación de los sistemas de protección adecuados conviene tener en cuenta que, a mayor complejidad del proceso, mayores son los riesgos que reviste.

¿Cómo está regulada la seguridad funcional?

Existen normativas específicamente creadas para abordar la correcta aplicación de la seguridad industrial en distintos sectores, como son el estándar IEC 61508 o la norma ISO 26262. Se trata de documentos que las organizaciones han de seguir y aplicar en sus instalaciones, sistemas y procesos, de modo que se garantice la integridad de las operaciones y del personal implicado en su desarrollo.

La evaluación y clasificación de riesgos en la seguridad funcional

Para poder garantizar esa integridad, desde la seguridad funcional se llevan a cabo evaluaciones y análisis constantes. Se siguen sistemas diseñados para clasificar los riesgos con el fin de reducirlos, mitigarlos o, a ser posible, eliminarlos por completo. Ahora bien, ¿cómo se identifica y se clasifica el riesgo en cada punto de los sistemas?

Para esto existen distintos parámetros. Algunos más generales, que simplemente hablan de riesgo inherente, riesgo residual, riesgo tolerable, riesgo aceptado o riesgo inasumible, y otros más concretos, que buscan delimitar estos niveles de un modo más exacto según el grado de peligrosidad.

Por un lado, encontramos la clasificación SIL, por las siglas de Safety Integrity Level, que va de SIL1 a SIL4 en función del nivel de riesgo, siendo éste último es más alto -se aplica únicamente en instalaciones de alta peligrosidad, como plantas nucleares o petroquímicas-.

Por otro lado, la clasificación PLPerformance Level-, que va de PLa a PLe según el grado de peligrosidad y está centrada principalmente en la evaluación de maquinarias y viene determinada por la norma ISO 13849.

Principales ámbitos de aplicación de la seguridad funcional

A través de los análisis y clasificaciones de riesgos realizadas, desde la seguridad funcional se crean nuevos sistemas para optimizar los niveles de protección presentes. Para ello, antes de aplicarse de forma definitiva las mejoras pertinentes, se planifican, diseñan, implementan y validan de forma paulatina. El proceso funciona de este modo independientemente del campo de acción, pero las operaciones varían considerablemente en función del sector.

Fuentes de energía

La seguridad funcional presenta un papel determinante en cualquier proceso o instalación que esté relacionada con la generación de energía. Los sistemas eléctricos son uno de los campos de aplicación principales de esta práctica, que trata de mantener la integridad de todos los elementos protegiendo tanto a los usuarios como a las propias instalaciones.

Automoción

La automoción es uno de los sectores donde la presencia de la seguridad funcional es más evidente. Y es que es, probablemente, el mejor modo de entender este proceso, incluso para quienes son ajenos a la materia: nos referimos a todas las aplicaciones que permiten el funcionamiento de un vehículo garantizando su seguridad, desde el airbag hasta el ABS, pasando por un cierre de seguridad adecuado en puertas y ventanillas, entre otros ejemplos.

Sector sanitario

La irrupción de las tecnologías en el ámbito sanitario ha conseguido salvar millones de vidas y mejorar otras tantas, pero para esto también es imprescindible la seguridad funcional. ¿Su función? Garantizar un funcionamiento adecuado de las máquinas y establecer protocolos y automatismos de respuesta en caso de error.

Maquinaria e instalaciones

El centro del sector industrial son las maquinarias, cada vez más presentes en empresas de cualquier tamaño, y las instalaciones dedicadas a la automatización de procesos. En este caso, las aplicaciones de la seguridad funcional van dirigidas nuevamente a la protección de los propios dispositivos y de las personas que interactúan con ellos.

Elevadores y ascensores

Otro de los elementos que utilizamos a diario en viviendas, centros comerciales, edificios de oficinas, industria o sectores públicos como la sanidad o la educación es el ascensor. Se trata de un uso tan rutinario que no nos paramos a pensar en todo el sistema que hay detrás para garantizar la seguridad ante posibles fallos durante el proceso.

Plantas químicas, petroquímicas y nucleares

Evitar determinadas mezclas y compuestos resulta de vital importancia en determinados entornos industriales en los que se manejan químicos y elementos nucleares. En este contexto, el funcionamiento adecuado de ciertos automatismos de cierre y apertura -por ejemplo en válvulas-, es una de las muchas aplicaciones de la seguridad funcional.

Transportes

Cada día millones de personas recurren al transporte público para trasladarse de un punto a otro. La seguridad funcional, nuevamente, garantiza la integridad de los usuarios del vehículo a través de la pertinente evaluación y clasificación de riesgos, que se traduce en la optimización del sistema.

La seguridad funcional como factor intrínseco en el sector industrial

Conscientes de la relevancia de la seguridad funcional en todo tipo de industrias, Positive Engineering se pone a disposición de todo tipo de organizaciones con el fin de garantizar la integridad de sus sistemas y la protección de sus empleados. Si bien es algo inherente en este ámbito, la seguridad siempre puede optimizarse desde una evaluación de riesgos adecuada.

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